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Alfonso Santiago: “La anemia ferropénica se da en mujeres en edad fértil, con menstruaciones abundantes”

Según la Organización Mundial de la salud, el 15% de la población mundial padece anemia ferropénica. Se trata de la más común de las anemias. En esta entrevista, Alfonso Santiago, médico de Atención Primaria en la Clínica Fuensanta de Madrid y especialista en Hematología y Hemoterapia, explica qué es la anemia ferropénica, cuáles son los síntomas y las causas más comunes.

Siendo médico especialista en Atención Primaria y en Hematología y Hemoterapia, habrá visto y tratado muchos casos de anemia ferropénica. ¿Qué es?

Es la anemia carencial más frecuente en occidente. En esta patología, se da un déficit de hierro, necesario para tener una tasa adecuada de hemoglobina. Se requiere un nivel suficiente para el óptimo estado del organismo. El 40% de las mujeres en edad fértil, en Occidente, tienen un déficit de hierro en algún momento de su vida, es decir, están en estado de anemia ferropénica latente o potencial.

También hay anemias ferropénicas que no son tan benignas, que se dan por ejemplo por un tumor de colon-recto que sangra intermitentemente de modo inadvertido. Por eso, jamás debe tratarse directamente una anemia ferropénica sin conocer previamente la causa de la misma, y en todos los casos, deberá hacerse una adecuada indagación médica con objeto de descartar causas de pérdida de hierro que no sean tan benignas. La anemia ferropénica no es un diagnóstico final sino la definición de la causa última de la misma.

¿Cuáles son los síntomas de la anemia ferropénica?

Cuando una anemia se produce de una forma suave y progresiva -y la anemia ferropénica suele presentar esta evolución- el cuerpo tiende a compensarla ya que posee, para ello, mecanismos internos, tanto metabólicos como hormonales. Por eso, hay anemias ferropénicas que tardan mucho en dar síntomas.

Cuando un individuo tiene una anemia de progresión lenta, puede presentar un índice de hemoglobina de 11’5 – 14’5 gramos por decilitro. Puede suceder que, hasta que no esté en el valor 10’5, no tenga síntomas porque esté compensando.

Los síntomas reportados por los pacientes van desde cierto cansancio, astenia, incremento de somnolencia o menor tolerancia al esfuerzo.  

Los signos -lo que tú puedes objetivar como médico- apuntan hacia la palidez en las mucosas, piel o labios. Pero lo que de verdad diagnostica la anemia es el nivel de hemoglobina.

¿Cómo se diagnostica la anemia ferropénica?

La anemia ferropénica se diagnostica comprobando los indicadores del metabolismo del hierro: hierro, transferrina, índice de saturación de transferrina y ferritina. De esta forma, puedes determinar, de un modo certero, que existe una carencia de hierro y ha de ser compensada con tratamiento sustitutorio.

Así, al cabo de una serie de meses, el paciente volverá a recuperar los niveles de hierro y la médula ósea vuelve a funcionar en óptimas condiciones para producir la hemoglobina que se necesita. 

¿Se puede prevenir la anemia ferropénica?

La anemia ferropénica se puede prevenir con una adecuada alimentación y planteándose llevar a cabo pruebas como un hemograma -el mapa de las células de la sangre- con cierta periodicidad, como, por ejemplo, una vez al año.

Si tenemos en cuenta que la anemia ferropénica suele darse especialmente en mujeres en edad fértil, con menstruaciones abundantes con las que pierde demasiado hierro, es recomendable abordar el problema ginecológicamente, intentando regular las menstruaciones.

¿Cuáles son los tratamientos más eficaces para la anemia ferropénica?

Una anemia carencial como la anemia ferropénica, se trata aportando aquello que te falta, el tiempo suficiente y la cantidad necesaria para que el paciente tenga una buena síntesis de hemoglobina.

Usted es Médico Personal en Salup, ¿por qué decidió formar parte del Cuadro Médico?

Ejerciendo de Médico Personal, el paciente se vincula a ti y eres capaz de lograr una cierta confianza especial. Te consulta muchas cosas y es una oportunidad de oro para educarle en salud y en estilo de vida. El paciente tendrá muchos menos problemas derivados de malos estilos de vida gracias a que tú estás actuando en la raíz del problema. No tiene sentido tratar los problemas puntuales de un paciente y no preocuparte de cómo es su vida en general.

A mí me hace mucha ilusión formar parte del Cuadro Médico de Salup. Me gustan los lemas que tiene: tratar mejor a los pacientes y a los profesionales sanitarios.

¿La Medicina ha sido algo vocacional para usted?

Sí, a pesar de los sacrificios. Vocación es sacrificarse por el paciente hasta el último momento. Por ejemplo, cuando hacía guardias en el hospital, sufría bastante. Me costaba aguantar el ritmo de la guardia. Es un acto médico muy sacrificado y gravoso para un médico.

¿Por qué?

Porque, aunque tengas una guardia tranquila, estás 24 o 32 horas fuera de casa, lejos de tu familia. Además, la guardia es una fuente inevitable de problemas y estás continuamente angustiado intentando resolverlos.

Al final, las guardias salvan el sistema. Es necesario que sea así, pero es una manera de hacer Medicina límite, crítica y en unas condiciones muy complicadas. Todo queda salvado por la buena calidad de los profesionales médicos. Hay un montón de profesionales que suplen las deficiencias del mismo.

Yo tengo vocación porque me intereso por los pacientes e intento ayudarles en lo que pueda. Cuánto más sepa, más experiencia tengo para tomar decisiones que sean adecuadas para ellos y más afortunado me siento de ser médico.

¿Qué momentos son más difíciles en la profesión médica?

Lo peor es dar malas noticias. A veces, he diagnosticado enfermedades de muy mal pronóstico en esta consulta. Es muy duro tener a un paciente con el que ya has probado una serie de líneas de tratamiento -por ejemplo, en Hematología- y ha vuelto a recaer en su leucemia o en su linfoma. Ves que cada vez se cierra más el cerco y que cada vez tienes menos margen para poder tratarlo con opciones. Te das cuenta de que las opciones que te quedan ya no son tan buenas en su situación y te angustias.

En ocasiones, tienes que contarle al paciente que ya no hay nada más que hacer y que no podemos ofrecerle nada más. Es una noticia tan dura de dar, que no la das. Se lo explicas, pero apostillas que vamos a seguir intentándolo porque el paciente necesita esperanza.

Todos los seres humanos necesitamos tener una cierta conciencia de inmortalidad para vivir. Necesitamos pensar que la muerte no está ahí para poder disfrutar de las cosas, ser felices, hacer la vida normal y darles importancia a las cosas triviales. De hecho, la preocupación por lo vano es uno de los mejores indicadores de que tienes una vida normal y de que eres relativamente feliz.  

La atención continuada recibida por el mismo profesional sanitario se asocia con una vida más saludable y una menor mortalidad, según un estudio publicado en la revista científica BMJ Open. Aquí adquiere todo el protagonismo la Medicina de familia…

Yo creo que la primera Medicina es el médico. Lo ves, continuamente. Muchas veces, los pacientes te confiesan que, al terminar la consulta, se encuentran mejor. Esto se debe a que el médico tiene un papel determinante en el estado de ánimo del enfermo, en la visión que tiene de su enfermedad y en su estado de salud. Tenemos un arma poderosísima para poder obtener efectos beneficiosos en los pacientes.

El médico de Atención Primaria es un asesor de salud por encima de todo y tiene una visión integral de la persona, pero en el momento que el paciente se beneficie más de un tratamiento con un especialista, el médico de Atención Primaria no tiene que hacer perder el tiempo al paciente.

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