Según la Asociación Española de Urología (AEU), el 50% de los varones españoles con más de 50 años y el 80% de los mayores de 80 siente molestias al orinar y se levantan por las noches para ir al baño. Estos son algunos de los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata (HBP), que afecta a unos 4 millones de varones entre 50 y 80 años, y a más de 770.000 mayores de 80 años. La hiperplasia benigna de próstata es el tumor benigno más frecuente en el varón mayor de 50 años. En esta entrevista, Santos Giménez, urólogo en la Clínica Santa Elena de Madrid, explica qué es la hiperplasia benigna de próstata, cuáles son las causas y los tratamientos más comunes.
¿Qué es la hiperplasia benigna de próstata?
La hiperplasia benigna de próstata se produce por el crecimiento de la glándula prostática. Se da en los varones a partir de los 45-50 años. Se trata de un crecimiento lento, pero no influye tanto el tamaño en la dificultad miccional, como hacia dónde crece la próstata.
De esta forma, depende de cómo crezca, producirá un disconfort mayor o menor al paciente. Esto dificultará el vaciamiento de la vejiga y, en consecuencia, aumentará la frecuencia de micción. En definitiva, empieza a manifestar síntomas que son típicos de la hiperplasia benigna de próstata.
¿Qué síntomas presenta la hiperplasia benigna de próstata?
Se produce dificultad para orinar y un aumento en la frecuencia. Esto es debido a que la vejiga, que tiene que vaciarse en el acto miccional, se ve obstaculizada por la próstata. Es como un tapón que tienes en la bañera y no drena bien el agua.
De esta forma, se produce orina residual. La vejiga se queda incompletamente vacía por lo que hay una mayor facilidad para las infecciones de orina. Por eso, una de las causas de operación de muchos pacientes, son precisamente, las infecciones repetidas en varones.
Si no vacías bien la vejiga, al poco tiempo, vuelve a estar llena. En vez de orinar 3 o 4 veces al día, lo haces 7, 8 o incluso 10. Además, el chorro es mucho más fino, más débil, gotea… A veces tienes urgencia, producida por la irritación que se produce en la zona trigonal y de la vejiga. Esto se produce cuando hay un síndrome prostático medianamente avanzado.
¿Cómo se diagnostica?
Se diagnostica por los síntomas y con el apoyo de una serie de pruebas clínicas: una ecografía en la que vamos a ver si está la próstata más o menos grande.
También es cierto que hay más factores que influyen, además del tamaño de la próstata. Por ejemplo, como crece. De hecho, hay próstatas pequeñas que se operan porque están produciendo una obstrucción mayor que otras muy grandes, que crecen hacia fuera y no comprimen la uretra.
Podemos ver a un señor con una próstata de 120 gramos, que orina muy bien, no se levanta por la noche y que tiene una flujometría satisfactoria. Otras vejigas fracasan, o crecen de forma que obstaculizan la salida de la orina.
Otras formas de diagnosticar la hiperplasia benigna de próstata, como el tacto rectal o el antígeno prostático específico -PSA- con el que discernimos a quien le convendría hacerle una biopsia. También es cierto que ha cambiado mucho el panorama del diagnóstico de las patologías de próstata gracias a la resonancia magnética paramétrica, que ha aparecido en el mercado hace 4 o 5 años. La principal aportación es para las biopsias. Antes se hacían a ciegas con una ecografía y ahora se llevan a cabo con ayuda de la resonancia magnética multiparamétrica.
¿Se puede prevenir la hiperplasia benigna de próstata?
No. Las hormonas del varón, a partir de cierta edad, pueden llegar a producir hiperplasia del tejido prostático. No se puede evitar ni prevenir.
¿Cuáles son los tratamientos de la hiperplasia benigna de próstata?
En primer lugar, al paciente se le trata médicamente. Podemos acudir a los alfabloqueantes, que relajan la fibra muscular de la próstata, lo que facilita la micción. También existe una serie de líneas de fitoterapia, que logran aliviar la congestión prostática. Se trata de soluciones paliativas para crisis congestivas o inflamatorias.
Si la medicación no funciona, tendremos que llevar a cabo una limpieza de la celda prostática, es decir, quitar tejido prostático para que el paciente tenga libre la salida de la vejiga y pueda orinar satisfactoriamente.
En este sentido, existen varias opciones quirúrgicas: cirugía abierta, que prácticamente ya no se usa salvo en próstatas patológicamente enormes, de 200-300 gramos; la resección transuretral clásica y el láser Thulio, que se ha convertido en el gold standard de los tratamientos de la hiperplasia benigna de próstata. Con él, se vaporiza el tejido prostático con un mejor pronóstico y posoperatorio. Además, el ingreso es mínimo, de solo un día.
¿Afecta la hiperplasia benigna de próstata a las relaciones sexuales?
No. No tiene por qué. En realidad, lo que afecta es la edad. Y la hiperplasia benigna de próstata es concomitante con la edad. Un hombre de 70 años que tenga hiperplasia benigna de próstata también va a tener cierto declive sexual, que antes quizá no tendría solución, pero ahora sí la tiene.
Hace unos años, después de las intervenciones quirúrgicas clásicas si se daba cierta disfunción sexual. Hoy en día, con el láser no tenemos ninguna incidencia porque no quema el tejido así que los nervios que producen la erección no se ven dañados.
Forma parte del Cuadro Médico de Salup. ¿Qué le ha llevado a tomar la decisión de adherirse a él?
Me parece que Salup es distinto. Pienso que tiene otro aire diferente al resto de las compañías ya que intenta mejorar los honorarios de los médicos. Nos respeta, tiene consideración con nosotros y nos tiene en cuenta.
¿Por qué se especializó en urología?
Yo quería ser cirujano desde que empecé a estudiar Medicina y la Urología tiene ambas vertientes, médica y quirúrgica. También contacté con la Urología porque mi primera mujer tuvo cáncer de riñón. Además, a diferencia de otras especialidades, vi la urología como dominable.
¿La Medicina siempre ha sido algo vocacional para usted?
Sí. Vocación por resolver los problemas diarios de los pacientes.
¿Cuáles son los momentos más difíciles de la profesión médica?
Los momentos más difíciles se dan cuando los pacientes no responden bien a los tratamientos, cuando uno de ellos ha tenido una recaída de un tumor maligno y has puesto todo el interés en la terapia, pero no va todo lo bien que debería. También es difícil comunicarles malas noticias a las familias del enfermo.
También la Medicina te da buenos momentos. Noto que mis pacientes confían en mí y me aprecian. Guardo una relación excelente con ellos. Por eso, no quiero jubilarme. Ahora es el momento en el que más sé y más experiencia tengo. Si la salud no me acompaña, me retiraré, pero mientras tenga capacidad y esté como ahora, yo no me voy a jubilar. ¿Qué voy a hacer? No sé hacer otra cosa.
Blanca Narvaez
20-sep-2019
Enhorabuena Santos , fantástico artículo .
J.l.barbosa
20-sep-2019
Extraordinaria sencillez para explicar las cosas de manera inteligible.
Alberto
21-sep-2019
Muy instructivo. Menuda lata la Edad. Thulio, es algo a investigar.
Agustin
23-sep-2019
Didáctico. Sencillo y claro. Un diez Dr. Gimenez Artieda Saludos.
Josef Chramosta
28-sep-2019
Excelente entrevistas, muy educativa para los pacientes . Felicitaciones
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