El pasado mes de mayo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó el síndrome del trabajador quemado o burnout en la Clasificación Internacional de Enfermedades. Lo describe como "síndrome resultante del estrés crónico del trabajo que no ha sido gestionado con éxito" y documenta síntomas como sentimientos negativos relacionados con el trabajo, agotamiento y una reducción del rendimiento laboral.
Según la encuesta elaborada por Medscape en la que participaron 1.053 médicos españoles, hasta el 37% de los mismos declararon sufrir burnout. ¿Cómo tiene que enfrentarse el profesional sanitario a este desgaste? ¿Puede ayudar la salud digital a paliar las consecuencias? Estas y otras cuestiones son respondidas en esta entrevista por Jaime del Barrio, uno de los médicos más relevantes en el ecosistema digital español.
Uno de los temas que más preocupan a los profesionales sanitarios es el burnout. ¿Por qué cree que sucede?
Los datos constatan que hay un índice alto de profesionales sanitarios quemados. No están así por el día a día -al estar con el paciente que sufre, que viene buscando un diagnóstico y un tratamiento; que necesita que le acompañes en el dolor y en el sufrimiento, que le cures…- como por la parte de la organización.
Estamos trabajando en un sistema con una estructura de otra época, diseñado para enfermedades agudas. El mundo ha cambiado, el paciente ha cambiado y las enfermedades han cambiado pero el sistema sigue siendo el mismo. Por eso, esa incomprensión que percibe el profesional sanitario de que el sistema no le ayuda, hace que se queme.
¿Podría la digitalización ayudar al profesional sanitario en este sentido?
La transformación digital en salud tendría que ser un aliado ahora mismo. Pero los sistemas sanitarios en general, y este en particular, están resistiéndose al cambio. Y esto es una pérdida de oportunidad.
¿Cómo tiene el profesional sanitario que enfrentarse al síndrome de burnout?
En la facultad no se nos forma para eso. Se sigue enseñando lo mismo que hace muchísimos años. El sistema académico tiene también que cambiar y dedicar una parte a la relación médico-paciente, a esta relación de empatía, a gestionar los momentos de duelo, de información de un hecho luctuoso de un familiar…
¿Cómo se gestionan estas situaciones?
Como podemos. Yo creo que un buen profesional tiene que tener una gran carga de sentido común y luego ya conocimiento y experiencia.
El mejor consejo que podrían seguir es ponerse en el lugar del otro y pensar como le gustaría al paciente que se le comunicase un diagnóstico, un tratamiento, un hecho luctuoso, una muerte de un familiar…
Si no se puede, hay que buscar ayuda y formación. Pero si realmente el día a día de ponerse en una situación difícil con un paciente le está suponiendo un quebranto de su propia salud, debería replantearse que quizá esta no es su profesión.
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