Raquel Blasco es doctora en Medicina y se define como “una internista afortunada de tener los mejores pacientes”. Explica como esta especialidad apuesta por la visión integral de la persona, unificando los criterios y resolviendo el puzle. Blasco es uno de los referentes en Medicina del Deporte de nuestro país y lo demuestra cada día utilizando las herramientas digitales que tiene a su disposición para divulgar en salud.
Cuenta muchas veces que estudió Medicina por vocación
Sí. Cuando iba a hacer la selectividad, a mi madre le diagnosticaron un cáncer de colon bastante avanzado. En aquel momento hubo 2 personas que para mí eran un referente: el cirujano, Pedro Gago Romón y el jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico Universitario, Antonio Gimeno Carruez, que la sacó adelante tras una sepsis postquirúrgica. Ambos se convirtieron en mis héroes. Yo también quería ser así. Era el sentimiento de una necesidad interior, una verdadera vocación. Esta profesión tiene una base vocacional innegable y aquel que no la tenga le va a resultar mucho más difícil poderla desarrollar. No solo tratas. También mejoras la calidad de vida de las personas.
¿Qué momentos son más difíciles en la profesión médica?
Dar malas noticias. No nos lo han enseñado en la carrera. Cuando tengo que dar malas noticias intento hacer el menor daño posible y lo paso mal. Al final, los profesionales sanitarios somos un pilar en el que se van a apoyar los pacientes y tienes que transmitirles confianza. No te pueden ver dubitativo, aunque lo estés ni distante, aunque quieras estarlo.
Otro momento malo es aquel en el que no puedes disponer de tu tiempo o de los medios que tienes a tu alcance para ayudar al paciente cuando él lo necesita.
Yo tengo el privilegio de trabajar en el Centro Regional de Medicina Deportiva de la Junta de Castilla y León donde tengo tiempo para dedicar a mis pacientes, pero mis compañeros de Atención Primaria disponen de escasos 6 minutos para ver a los suyos. Esta situación genera frustración y tristeza por no poder hacer las cosas bien debido a causas externas a tu profesión.
Por otro lado, hay partes excepcionalmente buenas: el notar que eres útil cuando tranquilizas a tu paciente, le apoyas, le explicas los conceptos para que sea, de verdad, un paciente empoderado y pueda gestionar su propia salud.
¿Cómo consigues gestionar las emociones que surgen en tu consulta?
Hace 3 años y medio falleció mi marido que también era médico. Esa temporada fue horrorosa para mí y lo pasaba muy mal en la consulta. Me importaban menos los males que pudieran tener mis pacientes porque sentía que mi mal era superior al suyo. ¿Cómo era posible que vinieran a la consulta a quejarse de que hacían una media maratón en 19 minutos cuando yo tenía una pena tan honda? Al final, aprendes a relativizar y a gestionar tus emociones: las buenas y las malas.
Una gestión incorrecta de las emociones en el día a día, ¿produce burn-out
Sí, con diferencia. Si solo fueran emociones relacionadas con la relación médico-paciente serían fáciles de solucionar. Pero el burn-out, el agotamiento surge como consecuencia de circunstancias que se escapan a la relación médico-paciente: falta de tiempo, de medios, de comprensión. Creo que se debe a la falta de valores. Afecta a toda la sociedad y encuentra un punto de reflexión en la profesión médica.
¿Este asunto se refleja en Internet? ¿Con los bulos?
Me gusta la divulgación en salud y cada vez utilizo más las redes sociales. Quiero poder transmitir ese punto de rigor científico que están buscando los usuarios de Internet.
Considero que la misión de los profesionales sanitarios es la transmisión de conceptos claros para la salud y estilos de vida. Tenemos que estar presentes en los lugares en los que los pacientes y las personas sanas buscan información. Muchos de ellos están en redes sociales.
En Internet se multiplican los mitos y los bulos sobre salud. ¿Cómo ayuda a identificarlos?
Tenemos que construir confianza desde nuestro púlpito. Antes podíamos hacerlo desde nuestra consulta viendo cada día a 20 pacientes. Ahora, con Internet, puedo tener una audiencia potencial de más de 20 mil personas. Tenemos que generar credibilidad transmitiendo prudencia, imparcialidad, competencia y apertura de miras.
Para desmitificar bulos, se necesita pensar muy a largo plazo. Se trata de proveer constantemente a tu audiencia de información verificada que le permita conocer todo el panorama y así el usuario aumentará toda la capacidad para afrontar sus amenazas. Es una lluvia fina que esperamos que cale.
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