Vicente Blay es médico especialista en Endocrinología. Su actividad en los últimos años se ha repartido entre la docencia y la asistencia, donde la divulgación y la personalización del tratamiento han sido sus pilares fundamentales. Cada día lo demuestra mejorando la calidad de vida de los pacientes que atiende en su consulta de la Clínica de Nuestra Señora del Pilar, en Zaragoza. En esta entrevista explica la diferencia entre la diabetes tipo 1 y 2, habla de su diagnóstico y de los avances de la Medicina en el tratamiento.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes mellitus consiste en una inadecuada utilización de la glucosa como fuente de energía. Se produce porque se ha perdido la acción de la insulina, bien porque el páncreas no la produce de forma suficiente o porque existe una resistencia a su acción y las células no responden a su estímulo.
¿Cómo puedo saber si tengo diabetes? ¿Cómo se diagnostica?
En la diabetes, la glucosa está elevada en sangre lo que significa que no está siendo utilizada por las células. Esto implica que existe una sensación de hambre celular que consiste en cansancio, malestar, debilidad y pérdida de peso.
Cuando la concentración de azúcar en sangre es muy alta, se va eliminando por la orina. Se produce un arrastre de agua. Por eso, el paciente con diabetes micciona más cantidad, puede llegar a deshidratarse y pasa mucha sed. Además, la presencia de glucosa en orina aumenta las posibilidades de que haya infecciones urinarias, picor, escozor y una serie de síntomas derivados de esta situación.
La diabetes, muchas veces, es asintomática, especialmente la del tipo 2. La forma de diagnosticarla es un análisis de sangre. Por eso son tan útiles los reconocimientos médicos periódicos a partir de cierta edad, en personas que tienen más riesgo de diabetes o con antecedentes. Esto nos permite un diagnóstico precoz.
En ese análisis de sangre, ¿qué parámetros se miden?
En el análisis de sangre, se mide la glucosa para ver si es normal o anómala. Se considera que una persona tiene diabetes cuando la glucosa en sangre es superior a 126 mg/dl. Los parámetros normales ascienden hasta 100 mg/dl. Aquellas personas que tienen entre 101 y 126 mg/dl, tienen una glucosa anómala y, en estos casos, la hemoglobina glicosilada es útil para aclarar el diagnóstico. Si es superior a 6,5 mg/dl se diagnostica diabetes tipo 2.
La diabetes tipo 1, que aparece en edades más jóvenes, tiene un comienzo más brusco y llamativo. Da más síntomas que la diabetes tipo 2. Habitualmente se detecta cuando ya está comenzada la enfermedad.
¿Cuántos tipos de diabetes hay? ¿En qué se diferencian?
Hay muchos tipos de diabetes. De todas formas, las más frecuentes son la diabetes tipo 1 y tipo 2, pero podemos destacar:
- Diabetes tipo 1: Aparece fundamentalmente en la época infanto-juvenil, en menores de 30 años. Se desencadena porque hay una destrucción de las células beta del páncreas, que son las que producen la insulina. Suele ser provocada por una enfermedad de tipo autoinmune, es decir, el organismo por error agrede a las células beta del páncreas y las va destruyendo. Como se produce un gran daño en estas células, la falta de insulina es muy brusca, aguda e intensa. Por eso, es una diabetes sintomática.
- Diabetes tipo 2: Aparece en personas de más edad, aunque ahora se está empezado a ver en niños y adolescentes. Está muy asociada a la obesidad. Se considera esta patología como un conjunto de síntomas y de signos, pero realmente pueden ser muchas diabetes diferentes las que se encuadran en este tipo.
En la diabetes tipo 2, el paciente tiene capacidad de producir insulina, pero para su situación metabólica, necesitaría más insulina de la que produce. Otra de las causas es que su organismo no es capaz de responder correctamente ante esta insulina.
- Diabetes gestacional: Aparece solo durante el embarazo. Esta patología guarda un ligero parecido con la diabetes tipo 2 y está provocada por los cambios metabólicos que se producen en el embarazo. Suele detectarse precozmente ya que durante este periodo se llevan a cabo una serie de pruebas exhaustivas a las embarazadas.
En la mayoría de los casos, se controla con una dieta que evita las subidas de glucosa después de las comidas. Por eso, se recomienda no ganar mucho peso en el embarazo. De esta forma, se previenen riesgos en el feto porque el hijo de madre diabética podría tener anomalías en el desarrollo, nacer con un peso más alto de lo normal, que se produzca una sobrecarga de su propio páncreas e incluso, malformaciones. Interesa que se detecte pronto y se trate.
- Existen además diabetes de tipo genético-hereditarias, secundarias a la extirpación del páncreas y yatrogénicas por uso de determinados medicamentos -como los corticoides- que pueden llegar a desencadenar diabetes en una persona con predisposición.
- Diabetes tipo LADA: Se trata de un tipo de diabetes autoinmune similar al tipo 1, que aparece en personas de mayores de 40 años.
Respecto a la Diabetes tipo 1, ¿cuáles son los síntomas?
Los síntomas de la diabetes tipo 1 se detectan cuando el paciente está cansado, orina mucho, pasa sed, pierde peso, comienza a tener molestias, picor o escozor al orinar. Además, la pérdida de peso es llamativa y puede llevar al paciente a una descompensación que requiera un ingreso en el hospital por una deshidratación o alguna otra complicación aguda de la diabetes.
Generalmente es llamativo y se detecta. Si los padres de un niño o un adolescente empiezan a ver que pierde peso, está nervioso y orina mucho, suele llamarles la atención y consultan con el médico.
¿Cuáles son las causas de la diabetes tipo 1? ¿Y sus consecuencias?
La diabetes tipo 1 se produce porque hay una destrucción de las células beta del páncreas, que producen insulina. Si la destrucción es absoluta, el paciente dependerá totalmente de la insulina.
En realidad, todos los pacientes diabéticos tipo 1 dependen de la insulina, aunque hay algunos que tienen una pequeña reserva en el páncreas y, entre la insulina que se les suministra en el tratamiento y la insulina que ellos producen, consiguen ajustarse.
La diabetes tipo 1 es más compleja de manejar que la tipo 2. El paciente debe estar más pendiente. Sin embargo, la diabetes tipo 2, aunque aparenta ser menos agresiva, ocasiona un gran riesgo cardiovascular.
La principal consecuencia del mal control de la diabetes tipo 1, es que, a largo plazo, va creando una serie de lesiones de los pequeños vasos sanguíneos que, con el paso del tiempo, pueden conllevar alteración de la circulación, especialmente en los ojos, (retinopatía diabética), riñón (nefropatía diabética), nervios periféricos (neuropatía diabética)…
No hay que olvidar que en la diabetes tipo 1 hay que evitar las complicaciones agudas, como la hipoglucemia, y descompensaciones como la cetoacidosis diabética.
¿Cuál es el tratamiento para la diabetes tipo 1?
En la diabetes, se necesita prescribir un tratamiento con insulina adaptado a cada paciente. El tratamiento se basa en aportar insulina imitando la producción que debería tener el páncreas: horarios, dosis y perfiles adaptados a cada persona.
En este sentido, ahora existen insulinas de gran calidad y variedad de acción que se adecúan cada vez más a las necesidades de los pacientes. Generalmente, utilizamos tratamientos basados en múltiples dosis de insulinas que cubren las necesidades de las personas cuando están en reposo y cuando van a comer.
Además, existen ya sistemas de alta tecnología para conseguir que las pautas se amolden mejor al paciente, como las bombas de infusión continua de insulina y los sensores continuos de glucosa que permiten un ajuste más exacto que con las dosis de insulina inyectada.
Estas nuevas tecnologías nos permitirán, en un futuro muy inmediato, el desarrollo de sistemas que se comporten como un páncreas artificial que infundiría insulina en relación con las necesidades del paciente, de forma continua y regulada por el propio sistema.
¿Qué dieta tengo que seguir si me han diagnosticado la diabetes tipo 1?
La dieta es importante porque es necesario adaptarla a la pauta de insulina que se necesita, o al revés. El paciente tiene que ponerse determinadas unidades de insulina en función de las raciones que va a comer, la cantidad de hidratos de carbono, proteínas… Se requiere que lleve cierta contabilidad.
Con determinadas pautas de insulina, el paciente tenía que llevar un horario de comidas relativamente estricto. Ahora, el paciente tiene más flexibilidad con las nuevas insulinas de efecto rápido ya que es capaz de adaptar los horarios y las dosis al momento en el que come. A pesar de eso, es recomendable tener un horario más establecido y regular. Las tomas entre horas van condicionadas al efecto de la insulina en cada persona.
¿Se puede prevenir la diabetes tipo 1?
A día de hoy, es difícil prevenir la diabetes tipo 1. Se han llevado a cabo estudios de prevención con niños que debutan en diabetes, estudiando a los familiares y el posible riesgo, pero no ha habido grandes resultados.
Si nos centramos en la diabetes tipo 2, ¿cuáles son las causas?
Las causas de la diabetes son muy complejas ya que existen muchos componentes que influyen. Generalmente está íntimamente asociada al aumento de peso. Genera una disfunción en los sistemas reguladores de la glucosa que se traducen en que el paciente necesite una cantidad de insulina superior a la habitual y su páncreas no es capaz de producirlo.
Esto puede producirse porque las necesidades son superiores (es un paciente obeso y tiene una sobrecarga metabólica) o porque existe resistencia a la insulina. La diabetes tipo 2 está muy asociada al exceso de peso, vida sedentaria, dieta abundante con un consumo de grasas elevadas, alcohol…
También existe una predisposición genética. De hecho, la diabetes tipo 2 tiene un mayor componente hereditario que la diabetes tipo 1.
¿Y las consecuencias?
Un mal manejo de la diabetes tipo 2 puede suponer lesiones por arteriosclerosis de las arterias: coronarias, periféricas… Debido a ello, se incrementa el riesgo de tener un infarto de miocardio, angina de pecho, ictus, problemas circulatorios con falta de riego en las extremidades. Es una enfermedad muy agresiva en este sentido. Los fármacos que prescribimos actualmente intentan prevenir estas consecuencias.
¿Cuál es el tratamiento para la diabetes tipo 2?
En ambas diabetes existen 4 componentes fundamentales:
- Alimentación adecuada: Evitando las subidas de glucosa relacionadas con la alimentación. En la diabetes tipo 2, como generalmente hay obesidad, la dieta tiene mucha importancia porque el paciente deberá perder peso.
- Ejercicio: La actividad física consume glucosa sin que intervenga la insulina por lo que mejora el control en conjunto. Al evitar el sedentarismo, el paciente tiene una mejor situación metabólica, mejora notablemente su riesgo cardiovascular y no hay que olvidar que el ejercicio supone un consumo de energía, lo que favorece el control del peso.
- Tratamiento farmacológico: Está muy relacionado con la situación del paciente y es fundamental diseñar un tratamiento personalizado. Estamos habituados a considerar aquellos aspectos del paciente que nos orientan hacia la individualización. Actualmente disponemos de nuevos fármacos muy eficaces que ya han demostrado la capacidad de disminuir el riesgo de infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca e insuficiencia renal. Tenemos nuevas armas para combatir la diabetes tipo 2 de una manera distinta, más orientada al enfermo y a sus necesidades, previniendo o evitando complicaciones.
- Educación diabetológica: El paciente diabético tiene que conocer lo que le está ocurriendo y aprender a controlarse. Es una enfermedad crónica por lo que tiene que ser capaz de saber ajustar las dosis de los fármacos, hacer modificaciones en sus estilos de vida y tener una corresponsabilidad en el tratamiento.
¿Qué dieta tengo que seguir si me han diagnosticado la diabetes tipo 2?
Los niveles de glucosa en sangre dependen, por una parte, de la utilización de la glucosa y de su producción. La glucosa llega a la sangre de dos fuentes diferentes:
- La reserva de glucosa del hígado (glucógeno), que va liberándola y es una fuente importante.
- Los alimentos como fuente principal de glucosa.
Es necesario controlar la entrada de glucosa a través de los alimentos. Debemos evitar grandes aumentos, pero a la vez, necesitamos un aporte razonable de esta. Asimismo, el objetivo no es eliminar la glucosa de la alimentación sino ajustarse a las necesidades del organismo.
En este sentido, la dieta del paciente diabético -y la de todos nosotros- debe ser equilibrada y disponer de todos los nutrientes necesarios. También es importante que los hidratos de carbono consumidos no se absorban muy rápido. Por lo que se debe descartar el azúcar, los dulces, la miel, la mermelada… es decir, aquellos alimentos que están endulzados y que van a suponer una llegada de glucosa muy rápida a la sangre.
A cambio de eso, se recomienda utilizar hidratos de carbono que se absorban lentamente: pasta integral, legumbre, arroz… También es aconsejable combinar estos alimentos con verdura o productos que lleven fibra para que la absorción no sea brusca. Además, es conveniente regular la cantidad, además de la calidad.
La diabetes puede llevar asociados problemas vasculares por lo que el paciente debe tener en cuenta qué tipo de grasas estamos comiendo. Se aconseja reducir el consumo de las grasas saturadas de origen animal (mantequilla, grasa de la leche o aquella que es visible en los alimentos) e incrementar el consumo de aceite de oliva virgen extra o de grasas procedentes del pescado azul ya que su grasa es del tipo saludable.
Además, la dieta tendrá que ser rica en alimentos que contengan proteínas (carne, pescado, huevos…) y suficiente en vitaminas y minerales. En la diabetes es importante comer con orden e intentar disfrutar de ello.
¿Se puede prevenir la diabetes tipo 2?
La prevención más eficaz de la diabetes tipo 2 es el control de peso, intentando evitar la obesidad, una tarea que empieza desde la infancia y continúa en el adulto. Cuando son diabetes tipo 2 con origen genético, la prevención es más complicada.
Cuando se han hecho intervenciones en la población para reducir la diabetes, lo más eficaz ha sido la pérdida de peso, evitar el sedentarismo y realizar ejercicio. Se necesita un cambio en el estilo de vida.
¿Ha sido la Medicina algo vocacional para usted?
Sí. La Medicina siempre me atrajo. He disfrutado con la carrera universitaria y ahora, sigo haciéndolo, ejerciendo la profesión.
Cuando tuve que decidir sobre mi formación, empecé Medicina porque me atraía mucho el conocimiento del ser humano.
¿Por qué la especialidad de Endocrinología?
Me gusta conocer cómo funcionan los sistemas y cómo se integran. Esta especialidad atiende a un proceso muy lógico en toda su esencia. Cuánto más los conoces, más te das cuenta de que los sistemas hormonales afectan a todo el organismo y contribuyen a que todo esté interrelacionado. Es una especialidad muy fisiológica en la que nuestra intervención produce resultados evidenciables.
¿Cuáles son los momentos más difíciles en la profesión Médica?
He vivido situaciones terribles. Por ejemplo, nunca estás preparado para ver cómo fallece un niño.
Dar malas noticias también suele ser un momento difícil. Afortunadamente, en mi especialidad, no tenemos que dar muchas noticias fatales. Por ejemplo, la mayoría de nuestros pacientes oncológicos son los afectados de cáncer de tiroides, que tienen un alto porcentaje de curación.
¿Y los momentos más gratificantes?
Es muy gratificante cuando te vas con la sensación de haberle salvado la vida a algún paciente con tu buen hacer. También cuando el enfermo está mal y lo consigues poner en orden. Los avances en Medicina también nos han dado muchas alegrías. Ves como, gracias a las nuevas formas de tratar a los pacientes y a los fármacos, se previenen muchos problemas asociados a las enfermedades crónicas. Y observas, como impactan muy positivamente en la vida de los pacientes.
Forma parte de la Red Sanitaria de Salup, impulsada por el Grupo PSN. ¿Qué le atrajo de este proyecto?
Me gusta que, en Salup, el paciente tenga su historia y su información de todo lo que le está ocurriendo centralizada. Para el profesional sanitario, también supone muchas ventajas. Tiene acceso a más información y no solo a la de su parcela. Así es capaz de ver de forma más integral al paciente. Además, el Médico Personal aglutina toda la información y es responsable de la evolución del paciente teniendo una visión global suya.
También me gusta la consideración que tiene Salup con nosotros, los profesionales sanitarios. Creo que era muy necesario.
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